La salud mental en el trabajo, ¿le damos la importancia que merece?
Estamos acostumbrados a escuchar eso de que “no debemos llevarnos los problemas personales al trabajo”, que traducido sería como que no debemos dejar que nuestro estado emocional afecte al rendimiento laboral y así mantener a raya la salud mental en el trabajo.
Y, ¿cómo se hace eso?
Puntualizo, una cosa es que no dejemos de atender nuestras responsabilidades, pero ¿dejar en casa las emociones? Somos seres emocionales, eso es imposible.
¿Podríamos decir que las emociones aún siguen siendo un tema tabú en algunas áreas como podría ser la laboral y que la salud mental en el trabajo está infravalorada?
La tristeza siempre hay que disimularla ¿verdad? El estrés igual no tanto, ya que denota un exceso de trabajo y eso “es bueno”.
Si a un compañero de trabajo le preguntas “¿qué te ocurre? te noto serio” está más aceptado que te diga “estoy agobiado porque tengo mucho estrés” a que te diga “me siento triste”.
Es más, si te dice que está estresado podrías mantener una conversación sobre el estrés, pero si te dice que está triste “mejor no preguntar porque es algo personal”.
No podemos mostrar nuestra tristeza, no podemos llorar delante de nadie, no podemos comunicar que algo nos ha hecho sentirnos vulnerables porque, ¿qué van a pensar?
En casa sí, en la cafetería con una amiga también, pero en el trabajo no, porque “debemos ser profesionales, no vayan a pensar que no somos aptos para este trabajo”.
Si no comunicamos cómo nos sentimos en el trabajo, nuestras emociones podrían llegar a desbordarse y nos llegaría a afectarnos incluso físicamente.
Yo no recuerdo haber vivido sin ese tabú, quizás tenga que ver con que jamás en el colegio o en mi casa se ha hablado de emociones, se ha normalizado sentirse de una manera o de otra, se le ha dado el mismo valor a llorar que a reír.
Llorar no hay que hacerlo, y menos delante de nadie. Reír siempre. No debemos pegarnos mucho al que llora porque su energía nos va a afectar negativamente, pero al que se ríe siempre hay que tenerlo cerca.
¿Cómo arreglamos esto? Responsabilizándonos de nuestra propia gestión emocional.
No podemos pretender cambiar a la sociedad entera y obligar a todo el mundo a que normalice la salud mental en el trabajo. Cada uno debe ocuparse de la parcelita donde le tocó vivir. Debe enfocarse en su autoconocimiento.
Si yo me encargo de mis emociones, seré más empático con las tuyas y así sucesivamente, así es como podemos ayudarnos los unos a los otros.
Si yo normalizo sentirme de la manera en que me sienta, tendré la seguridad y confianza suficiente para no tener miedo a la hora de comunicar mis emociones.
El trabajo es, en ocasiones, el origen de un desborde emocional. Puede provocar estrés que derive en ansiedad, una mala relación con un compañero o superior podría también ser la causa de un bloqueo emocional.
Incluso no tenerlo provoca ese bloqueo y, por supuesto, no nos olvidemos del estrés, nervios, inseguridad o desconfianza a la hora de acudir a una entrevista de trabajo.
¿Quién se ocupa de eso? ¿Dónde está la ayuda ahí?
Es impresndible ocuparnos del desarrollo de nuestras habilidades personales y sociales para así mejorar nuestra relación con nosotros mismos y con nuestro entorno.
Nos encontramos con formaciones de gestión de equipo para aumentar la productividad, para que la empresa consiga sus objetivos. Y es razonable que una empresa quiera conseguir sus objetivos, pero un equipo es más productivo cuando está unido y para que haya unión hace falta desarrollar habilidades sociales y para que se desarrollen las habilidades sociales es imprescindible que, primero, desarrollemos nuestras habilidades personales.
Esto es una cadena.
¿Cómo voy a potenciar la relación con los demás si no potencio primero las mías propias? ¿Cómo te voy a dar a ti respeto si no me lo doy a mí? No te puedo dar lo que no tengo por eso, insisto, necesitamos un trabajo de autoconocimiento.
Necesitamos no tener miedo a decir “el trabajo me hace sentir triste, infravalorada, enfadada” para, a partir de ahí, deshilar todo ese enredo emocional que se ha creado porque algo tenemos que hacer con ese enfado, tampoco se trata de estar en el trabajo siempre con esa actitud que ni te beneficia a ti ni al resto.
Es cierto que, y para poner un punto positivo, muy poco a poco van cambiando algunas cosas en el terreno laboral y se habla más de emociones.
Por ejemplo, actualmente estoy impartiendo clases de meditación y mindfulness en una empresa para un grupo de trabajadores y me encanta ver cómo la dirección da importancia al estado emocional del equipo.
Es cierto que todo va a depender de lo que cada uno haga con lo que aprende, es muy importante matizar que es responsabilidad de cada uno. Pero también opino que es responsabilidad de todos respetar cómo es el estado emocional de una persona en cualquier momento.
La búsqueda de empleo debe incluir un trabajo de autonocimiento, ya que las emociones también pueden llegar a desbordarse en esta situación.
Y no se respeta con una palmadita en la espalda diciendo “bueno, no estés mal”, se respeta comunicando de manera asertiva y no juzgando para que esa persona se pueda sentir con la seguridad suficiente de hablar si en algún momento lo necesita.
En cuanto a la situación de desempleo, sí o sí debemos incluir la gestión emocional en esa búsqueda activa. Solo sustituir el “estoy en desempleo” por “estoy en búsqueda activa de empleo” nos puede cambiar el estado emocional.
Resumiendo, puntualizaría de nuevo que todas las personas debemos ocuparnos de nuestro autoconocimiento, pero no cuando nos encontremos mal, siempre debemos hacerlo. Para conocernos, para mejorar nuestras relaciones y para sacarle partido a la vida.
Y, por último, diría que la empresa debe respetar y colaborar en la salud emocional de sus trabajadores. Una buena charla, un curso o incluir un libro en la cesta navideña, hará que su equipo se vea fortalecido y eso siempre va a repercutir positivamente en la empresa.
No todo va a ser siempre de color de rosa, me hago cargo de eso, no pretendo que el mundo se llene de unicornios. Pero la gestión emocional no es eso, la gestión emocional va de reconocer las emociones, aceptarlas y liberarlas a nuestro favor y no en contra.
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¡Hasta pronto!